Todo
parece indicar que nuestro sistema político se encuentra en una fase
caótica, pero a nuestros políticos parece no importarles la vulnerabilidad en
la que nos encontramos o de plano no se dan cuenta. Desde la época del México
moderno siempre impero la corrupción, el autoritarismo y a partir de las
últimas décadas del siglo pasado, se afianzaron redes de delincuencia
organizada que tienen penetración a escala mundial.
Con
la alternancia pacífica que se dio en el año 2000 México perdió la gran
oportunidad de encauzar al país por el desarrollo, perdiendo el PAN la
oportunidad histórica de haber combatido la corrupción como primer medida para
impulsar el crecimiento, es decir, si quieres trapear la casa primero debes
sacudir y barrer para no transformar el polvo y residuos en lodo. Y a
partir del año 2000 ya conocemos la historia, un sexenio de ocurrencias,
escándalos y abusos del poder.
Posteriormente
en el 2006 la cuestionada legitimidad con la que llego Felipe Calderón ocasiono
una desestabilización, que aunada a la incompetencia, se transformó en un
sexenio de secuestros, de miles y miles de asesinados y
desaparecidos.
Durante
la actual administración federal hay que reconocer que los enormes problemas
heredados son bombas que en algunos casos han causado explosiones que
están ocasionando revueltas sociales, tan solo hay que ver el reflejo de Michoacán,
Guerrero y los profesores que están en contra del nuevo sistema educativo. La
falta de respuestas a los problemas, los escándalos de corrupción y tráfico de
influencias del presidente, su familia, funcionarios de su
gobierno y su escueta defensa, han dado como resultado el descrédito
internacional. Pero todo esto que ocurre a nivel nacional, se refleja en los
estados y sus municipios, creación de empresas fantasmas para justificar
compras y en muchos casos a sobreprecios, utilización del aparato de gobierno
para perseguir a los adversarios políticos.
Para
colmo las instituciones que antes gozaban de prestigio empiezan a mancharse
debido a su actuación facciosa y parcial para que ciertos actores gocen de
impunidad, para ejemplos tenemos a un árbitro electoral y al tribunal
jurisdiccional, que han sido complacientes en sus sanciones con los partidos
políticos que una y otra vez transgreden la ley, que muestran el desprecio a la ley y han priorizando por encima de esta los acuerdos
políticos.
A esto
hay que agregar la cuestionable independencia de que gozan los poderes
legislativo y judicial respecto del poder ejecutivo, pero sobre todo los
sueldos y prerrogativas de las que gozan los integrantes y funcionarios de
primer nivel de estos poderes integrantes del gobierno, siendo contrastantes
con las condiciones precarias en las que vive la mayoría de la población y que
va a resultar la más golpeada por la considerable baja en los precios del petróleo.
La
controvertida Ley General de Aguas que está a punto de aprobar el Congreso de
la Unión debería de ser del interés de todos porque estamos hablando de la sobrevivencia
de la humanidad, es decir, ¿estamos hablando de privatización y de
extinción del derecho universal al agua? ¿Puede ser esto motivo de una
revolución? ¿Nuestra clase política una vez más está trabajando por intereses
económicos ajenos al bienestar de la gente?...
En
Jalisco no cantamos mal las rancheras, tenemos diputados que van a ser candidatos
a otros cargos de elección popular en los presentes procesos electorales y bajo
el argumento de que la ley no les obliga a separarse del cargo durante las
campañas electorales se aferran al hueso sin justificación ética de por medio,
pues el problema no es que vayan a regresar el dinero a las arcas del gobierno,
el problema es que vamos a tener a un congreso paralizado porque muchos de sus
integrantes se van a encontrar en actividades electorales, como si no fuera
suficiente el desprestigio del que gozan por sus excesos, a esto hay que
agregar que un estudio del IMCO demuestra que el Congreso de Jalisco ocupa el
último lugar de los congresos locales en el país por sesiones por días al año,
siendo apenas 150.
Algo que también
es lamentable es el aumento de salarios de los consejeros electorales del
Instituto Electoral y de Participación ciudadana del Estado de Jalisco, quienes
han argumentado que esto se debe al exhaustivo cumplimiento de la Constitución, otros dirían, que, allí hasta el más chimuelo masca tuercas.Debido a la presión ciudadana se han retractado los
consejeros electorales y
aseguran que no cobrarán los aumentos.
Deberíamos
de preguntarnos qué es lo que piensa nuestra clase política, ¿Estarán
conscientes del hartazgo ciudadano por sus actos de corrupción?, ¿Acaso creerán
que a la gente se le puede seguir engañando sin ninguna consecuencia?, es
algo que todos deberíamos reflexionar, porque la teoría del caos dicta que a
partir de una condición determinada, cualquier variación o movimiento puede
generar una transformación que pudiera ser de manera contraria a la paz y en orden, tan solo hay que
recordar la historia de México.
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